Sin ti

Anoche desperté llorando,
tu nombre en mi garganta,
sofocado en un ahogo de pesadilla.
Busqué a tientas tu abrazo,
pero sólo hallé nuestras camisas.
Estoy en una cama, en un motel,
solo, sin ti Ennis del Mar,
y lo único que tengo
son estos pedazos de tela
con un poquito de nuestras vidas.
Conservan tu olor (no se si en mi memoria
o realmente perdura todavía);
lleno mis pulmones con este aroma
y regresa a mi el verano,
no importa si es invierno
otoño o primavera:
Siempre vuelve la montaña, el estío,
tus susurros con esa voz de arena,
tu calor abrazándome en la noche.
Tú, Ennis, siempre vuelves tú.
Todo recobra la forma adecuada,
cada cosa tiene su lugar,
y yo tengo nombre, soy alguien, existo.
Trato de volver a dormir con esa sensación
pero lo que vuelve es la conciencia, la razón
y despierto del todo con ese dolor
esa certeza de que olvidé algo…
De pronto lo recuerdo:
no te tengo, no te olvido, no te encuentro.
Te he buscado en cada pueblo
he preguntado en oficinas de trabajo,
bares, correos, rodeos, tiendas de sombreros.
Nada. Como si nunca hubieras existido.
Me aferro a tu camisa: Yo te he conocido.
Si. Te he amado.
Y me has amado.
Así lo sabe mi alma:
marcada a fuego como una res
no pintada como una oveja...
Tu paso por mi vida esta grabado,
y nada puede borrarlo.