Cada día un poco más cerca.
Laten a ritmo nuevo,
desconocido, mayor.
Pleno.
No intuyen lo que sucede, vislumbran otro destino.
Pero cada vez más necesitan otro contacto:
una palmada, un empujón torpe,
una caricia furtiva al pasarse un plato,
todo, cualquier cosa, los une más.
Las horas son largas al estar lejos,
al compartirlo, corre el tiempo.
Así que deben robarlo:
avivar la hoguera, tomar más whisky,
hablarse, contarse, sentirse...
No saben a dónde van, no se han dado cuenta.
Sólo saben que con eso, así, están bien,
que hasta hoy no hubo nada mejor.
No cabe dentro de nombres.
No se han hecho preguntas.
Les fluye y los acelera, les quema por dentro,
les corre por la sangre, les quita el aliento...
Las palabras ya son cortas, necesitan más gestos.
Ambos lo sienten. Uno se anima.
Y explota el deseo.
Llegan la confusión, las dudas,
los recuerdos, los tabús, los miedos.
Pero ya nada pueden hacer, es tarde, está completo:
el destino los alcanzó, el Amor está entre ellos.
No hay nada que decir
más que eso es (y será) un secreto.
Llegaron a la cima y ahí se quedarán
mientras creen que han detenido el tiempo...
3 comentarios:
Y por unos instantes, junto a ellos, a nosotros también se nos paró el tiempo...
1beso
Creyeron que detenían el tiempo, pero el tiempo es un caballo furioso y desbocado que no entiende ni de amor ni de sentimientos, se lanzó a galopar y hoy todavía estamos tú y yo buscando los pedacitos que han dejado esos corazones arrastrados en esa carrera.
Un abrazo amiga.
No puedo evitar vivir dentro de ellos. A veces en Ennis y más veces todavía en Jack.
No puedo evitar que mi corazón no se acelere cuando están cerca el uno del otro.
No puedo evitar que mi estómago se encoja cuando siento tan dentro su sufrimiento.
No puedo evitar emocionarme cuando se besan al fin.
No puedo evitar pensar en ellos constantemente.
No puedo evitarlo.
No quiero evitarlo.
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