Caminé casi veinte años hacia ti y cuando te hallé, aún tuve que escalarte, treparme a la arena de tu voz, derrapando, cayéndome y otra vez subiendo.
Y llegué a la cima: alcancé tu sonrisa y fuimos paz, me embriagué de ti y ya juntos nos dejamos caer, planeando en el viento de la montaña, ajenos al pasado y al futuro.
Fuimos Ennis más Jack.
La ausencia del aire cálido nos bajó en picada y aterrizamos, por la fuerza, en el llano.
Perdí tu huella, pero No mi Norte: Yo te volvería a encontrar.
Anegado en al sombra, nadé hacia ti, buscándote, mi isla, mi salvación.
No tuve que escalarte nuevamente, sólo bastaba con saltar y en el espacio del vuelo volvía a encontrarte: leve, casi imperceptible, lo suficiente para desear seguir volando.
Pasé así veinte años de vuelo en vuelo y cuando esperaba un nuevo salto me arrojaron sobre rocas escarpadas: sólo contigo un salto era vuelo.
Caí Ennis y en el llano me han abandonado, nadie me deja volver a la cima. Sólo me quedan para ti, las gotas de mi sangre mezcladas con la tuya... encuéntrame y sigamos volando en tus sueños hasta que me alcances en nuestro cielo.
2 comentarios:
...Pero como iba a perder el Norte si tus ojos me guiaban.
Tu mirada mi brújula y tu sonrisa mis alas...
Saltar era fácil para alguien como yo, una golondrina en busca de la primavera eterna.
Nada como ese instante
cuando juntos
al mirar hacia arriba solo había cielo
y hacia abajo un futuro que parecía que nunca iba a llegar
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