Fue un regalo inesperado... hace unos pocos días me enteré que Annie Proulx asistiría a la 35ª Feria Internacional del Libro, que se realiza en Buenos Aires. Venía a dar una conferencia... y así fue que este sábado, junto a mi familia y al entrañable Vaquero de mi vida, participamos del evento. Asistimos con la esperanza de estar cerca, con el anhelo de que nos firmara nuestros libros, con el entusiasmo de escucharla, con la ilusión de tomarnos una foto con ella, con la alegría y la sorpresa de estar viviendo mágicamente algo que nunca imaginamos...
Todo se cumplió.
Estuvimos a pocos metros de ella, la escuchamos hablar sobre cómo el paisaje está siendo borrado de la literatura en pos de metas, sin detenerse en los caminos que llevan al final del sendero. Nos habló de eso que ella tanto sabe: relatar sobre personajes que se hacen uno con el entorno: viviendo historias que serían diferentes si el lugar donde las vivieran fuera distinto. Y hasta tal vez jamás acontecerían... Brokeback Mountain fue pasión... el tiempo y la distancia hizo ver que había más que eso, que aquellos días fue el comienzo del amor... fue uno de mis tantos pensamientos mientras la escuché hablar.
Antes de la conferencia nos dieron la enorme sorpresa y alegría de que ella estaría ¡firmando autógrafos! en el Stand de la Embajada de EEUU (anfitriones oficiales de Annie).
El Vaquero y yo escuchamos a Annie abrazando nuestros ejemplares de Brokeback Mountain. Mi Fauno y mi Hadita, a mi lado, tratando de no perderse ni un instante de todo...
Finalizada la conferencia, salimos volando hasta el Stand 2023 y allí ya estaba ella, esperando a tantos que, como nosotros, se acercaron a conocerla.
Firmó todos los autógrafos que le pidieron, escuchó todo lo que cada uno le dijo. Y llegado nuestro turno, nos acercamos. El Vaquero fue el vocero bilingüe que se encargó de hacer el relato de quiénes éramos, de que gracias a su historia nos conocimos y hoy compartimos una Gran Amistad, que gracias a su historia teníamos amigos en todo el mundo, que incluso el ejemplar que ella iba a firmarle al vaquero había sido regalo de una entrañable Amiga que vive en España... Se mostró sorprendida ¿será que jamás imaginó que el impacto de sus palabras llegara a calar hondo también al sur del mundo? no lo sé, pero sonrió con agrado al vernos allí.
Firmó nuestros libros y posó para la foto que antecede estas líneas, nos dió la mano y finalmente nos alejamos unos pasos, para dar lugar a los que esperaban.
¿Cómo describir la alegría vivida? ¿Cómo poder hacerles llegar un mínimo de la emoción que nos embargó? Hubiéramos estado saltando y gritando de alegría... pero nos hubieran echado de allí, así que con los ojos un poco empañados de lágrimas, con la sonrisa incontenible y dándole un millón de veces las gracias a mi Fauno por haber dejado testimonio gráfico de nuestro encuentro, nos quedamos merodeando, mirando el Stand (dedicado precisamente a las obras literarias que dieron lugar a grandes películas), pero en realidad, sólo queríamos permanecer todo el tiempo posible cerca de ella, de la Señora de esas Palabras que nos dieron tanto, tanto, tanto.
Annie se fue sin hacer ruido, sin grandes aspavientos, confundiéndose entre el gentío que caminaba por las calles de la Feria. Con tanta sencillez como la que nos regala con sus palabras, pero que, invariablemente, dejan huellas en el alma. Y con su presencia, otra vez nos hizo bien... como Brokeback Mountain...
Para ver un video sobre la Conferencia de Annie, los invito a pasar por el Diario de la Feria publicado en el Blog del Diario Clarín de Buenos Aires.