Belleza

La belleza es subjetiva, es decir, está sujeta a un juicio de valor, lo que es bello para unos no lo es para otros. También influye el contexto, los sentimientos, las ganas... En definitiva, la belleza no es un hecho empíricamente comprobable...
Pero lo que sí es comprobable es cómo puede aparecer o desaparecer la belleza ante nuestros ojos... o al menos para mi, ayer, fue sutilmente comprobado.
En la estación Malabia del Subte B subió una mujer. ¿Hermosa? No sé, pero sí atractiva. Por lo menos "atrajo" mi atención: perfecto maquillaje, zapatos preciosos, una cartera que hizo saltar mi vena envidiosa, uñas de manicura, cabello negro, largo y muy lacio... Iba vestida de "uniforme" porque su camisa rezaba "Correo Argentino" en un pequeño bordado, pero la llevaba con tanta elegancia y estilo que la calidad de uniforme empresarial no era más que un detallito perdido ante tanta distinción. Así que completando la imagen: camisa blanca, pantalón recto negro y un chal tejido, también negro que llegaba hasta casi los pies.
Como se verá, no pasó desapercibida para mi atención, la miré y registré en mi memoria visual. Luego volví a mi libro de turno y "la olvidé".
En alguna estación siguiente se hizo una pausa sonora, es decir, hubo un leve silencio que me permitió escuchar algo que de otra manera hubiese pasado desapercibido. Ahora pienso que se trató de algún tipo de mensaje divino que me dejó una moraleja...
El leve ruido que escuché fue un "clach, cloch", giré la cabeza y entonces vi un papelito de caramelo que caía al suelo. Al lado del papelito un par de zapatos preciosos que hacía nada había admirado... "Tal vez no fue ella" me dije y traté de verla... cuando comprobé que saboreaba algo en su boca... entonces la vi tan ajada como el papelito de caramelo: la imagen de esta "elegante" mujer se deslució completamente ante mis ojos, con un gesto tan leve como arrojar un papel en un lugar indebido.
Y la lección que aprendí puede decirse de estas formas:
No todo lo que reluce, es oro
O
La mona aunque la vistas de seda, mona queda...
¿Cabe agregar algo más? Si, que me bajé enojada conmigo misma por no ser lo suficientemente valiente para acercarme y decirle "¿de qué te sirve tanta elegancia si la estropeaste en un instante?", pero también me sentí feliz de ser una "zaparrastrosa" pero limpita y educada...