Glenn Miller. Me enamoré de su música cuando vi la película sobre su vida y a la primera oportunidad compré un compilado con sus grandes éxitos. Cuando mami lo supo dijo “Glenn Miller, ¡cómo le gustaba a papá!” y me sorprendí ¿o no debería haberme sorprendido...? Es que sencillamente creo que lo llevo en la sangre… como esa afinidad a desarmar cuanto aparato eléctrico llega a mis manos, a no dudar meterme tras la tele, el reproductor de DVD o el equipo de música y hacer las conexiones necesarias (y por cierto que lo hago bien)… como ese pavor que le tengo al agua y que venzo mínimamente metiéndome en el mar sólo cuando considero que está muuuuy tranquilo… “¡Cómo papá!” ha dicho Rosita una y otra vez cuando yo iba descubriéndome según pasaban los años, sabiendo de mis límites internos, de mis gustos y preferencias, de mis sueños y pesadillas… encontrando coincidencias con él… que ya no estaba…
Me hubiera gustado conocerlo más, poder hablar de qué significaban para él los acordes de los temas que escucho una y otra vez… saber si también le gustaba Dean, Frank, Tony, Billie, Ella… me hubiera gustado hacer mucho más de lo que llegué a hacer… pocas cosas en cortos 10 años compartidos… cuando comenzaba a ser divertido estar conmigo… tuvo que irse. Y un día como hoy, cumplía años. 73 hubiese tenido. Y los tiene, porque mientras haya alguien que lo recuerde, aquí estará… quién sabe, tal vez un día escuche a Ariana tararear “Serenata a la luz de la luna” y diga yo… “¡Como le gustaba a tu abuelo!”
Me hubiera gustado conocerlo más, poder hablar de qué significaban para él los acordes de los temas que escucho una y otra vez… saber si también le gustaba Dean, Frank, Tony, Billie, Ella… me hubiera gustado hacer mucho más de lo que llegué a hacer… pocas cosas en cortos 10 años compartidos… cuando comenzaba a ser divertido estar conmigo… tuvo que irse. Y un día como hoy, cumplía años. 73 hubiese tenido. Y los tiene, porque mientras haya alguien que lo recuerde, aquí estará… quién sabe, tal vez un día escuche a Ariana tararear “Serenata a la luz de la luna” y diga yo… “¡Como le gustaba a tu abuelo!”
Boda de Rosita y Mingo
28 de diciembre de 1956
Iglesia de Lourdes - Santos Lugares - Pcia. de Buenos Aires.
5 comentarios:
Lazos invisibles de puro sutiles, pero fuertes como cadenas, los lazos que nos retienen a un lugar, a una sangre, a una familia, a las personas que amamos, lazos que nos dicen quien somos y a veces a donde vamos.
Un beso especial en el día de hoy.
Pues feliz cumpleaños a él que aun está contigo.
Que belleza de foto amiga, es increible la cantidad de cosas que llevamos en la sangre y que nos unen más a nuestros seres queridos.
En mi caso también son muchas, una: reírme a carcajada batiente por los 3 Chiflados, nunca se me olvidará la puntualidad inglesa con que mi papá los veía cuando yo era una niña y la forma como se reía, se oía en toda la casa.
A veces salen frases, modos de hablar, gestos y nos traen a personas que se han ido...o no se van en realidad, permanecen con nosotros, en nosotros, siempre....
y te hacen caer una lágrima de añoranza, y me hiciste caer una lágrima de cariño......
Qué bueno atesorar aquello que nos une, nos completa y nos identifica como lo has hecho... Mingo y Rosita deben estar sonriendo desde un lugar muy cercano en el cielo.
Besos, Hada querida.
JfT
Qué hermoso post, Hada!!! Tuve la fortuna de vivir con mi madre 27 años y de tener a mi padre durante 41, y siempre me quejo de que yo era demasiado joven, en ambos casos, para haberlos perdido, siempre se es demasiado joven para perder a los que queremos, nunca viene bien perderlos.
Saludos del otro lado del charco
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