PALABRAS AL SUR DEL MUNDO

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Encanto Azul

Encanto Azul
Blog sobre John Barrowman

13 noviembre, 2006

Morado y Azul

"Under the Jacarandá" - R. Godfrey Rivers (1903)

El Dr. Lucio Schwing está acostumbrado a los llamados de madrugada, es médico obstetra y nunca falta una parturienta de trasnoche… Pero este llamado no lo esperaba. Se fue sin darle explicaciones a Mónica, su mujer, quien ya no le preguntaba más a dónde iba… menos mal que había perdido la costumbre… ¿cómo le explicaba lo que él no llegaba a entender?

- Disculpe la hora señor, habla Juan, el Barman del “Bar de la Rotonda”… tengo aquí un muchacho de unos 25 años, pelo castaño oscuro, alto. Está vestido de traje…
- Puede ser mi hijo… - susurró el Dr. Schwing.
- Como no se despierta, tomé su celular y busque algún nombre… este número surgió como “papá”… sí señor, puede ser su hijo.

Lucio llegó según las señas del Barman. El hombre lo esperaba tras la puerta, todo ya estaba apagado. Marco descansaba su torso sobre la barra, apoyando su cabeza sobre sus manos. A su lado el celular. Su padre lo miró más que extrañado, pero no dijo nada. Ni siquiera intentó despertarlo, junto al Barman lo llevaron hasta la calle. En la acera recobrando un momento la conciencia, el joven vomitó.

- Hijo…
- Mmmmmhhhh ¿papá?
- No puedo creerlo… ¿vos?

A Marco se le fueron cerrando los ojos hasta dormirse nuevamente en el asiento del auto. Y Lucio quedó perplejo mirándolo. Le dio unos pesos al Barman por la atención y combinaron para retirar el coche de Marco en otro momento “Menos mal que te tocó un buen hombre, si es otro lugar… te dejan en pelotas” Con este pensamiento Lucio recobró un poco el humor.

Cuando Marco se despierta, ambos padres están al pie de su antigua cama. Está en el cuarto que tenía antes de irse de casa. La madre lo mira anhelante, el padre se sonríe divertido. Empieza Mónica “… ¡¿cómo hiciste semejante cosa?! Dejarnos con esa gente que ni conocíamos…”

Marco opta por mirar hacia la ventana. Llueve.

- ¡Decile algo Lucio!
- No te va a gustar lo que tengo para decirle.
- ¡Sos el padre, decile algo!
- Hijo… actuaste como un boludo.
- ¡Lucio! No digas barbaridades. Respetá mi presencia al menos.
- Moni, si tu hijo hace boludeces y vos querés que yo se lo diga, se lo digo.
- Yo no soy ningún boludo – dice Marco incorporándose para levantarse… esas escenas entre sus padres, a veces las detesta. Este es uno de esos momentos.
- No, no lo sos, pero actuaste como un boludo. Y yo te voy a explicar cómo lo hiciste.
- Lucio, basta.
- ¡¿Cómo se te ocurre comprarte una casa para casarte con una chica sin haberle preguntado a ella qué quería hacer?!
- Quise ser romántico.
- No. Eso no fue romanticismo, eso fue… arrogancia. Diste por hecho que la piba te iba a seguir la corriente. Ni por un momento eso fue romántico. ¡Pero si ni vos estás enamorado de ella!
- …
- ¡¿Ves como tengo razón?! La piba no te mueve un pelo pero compraste una casa para casarte con ella ¡casarte Marco! No entiendo que siendo tan rápido para la abogacía, hagas una cosa así…- Lucio afloja el tono y le vuelve a salir la sonrisa del comienzo – Marco… no parecés mi hijo… Moni… vos no me has dicho toda la verdad…
- ¿Para vos todo es broma Lucio?
- No Moni, no todo es broma… pero creo que la situación ahora necesita humor.

Marco busca en su viejo placard un toallón.

- ¿Y la casa? – pregunta.
- La cerré, en la mesa de luz tenés las llaves y la dirección del Bar donde te busqué anoche. Allá quedó el coche. ¿Qué vas a hacer con la casa?
- Se me ocurrieron tantas cosas anoche…
- Pensalo bien, después de todo es una buena inversión… fijate antes de venderla.
- Me voy a bañar.
- ¿Te preparo algo para tomar?
- Un café con ceniza – dice Lucio mientras salen. Marco no puede evitar sonreír cuando escucha a su madre reprender a su padre, mientras van por el pasillo “Terminala Lucio, siempre diciendo cosas así…” Su padre tiene tanto humor y su madre nada… para Marco siempre ha sido un placer contar con las salidas de su padre… siempre ha lamentado tener el carácter pacato de su madre. No se explica cómo ellos siguen juntos luego de tanto tiempo.

Habiéndose duchado, Marco sale en busca del auto. Lo recupera y ante el volante duda un rato antes de marchar. Finalmente da una vuelta en U en la esquina. Al atardecer se encuentra frente al chalet. En las persianas mojadas se refleja la luz del sol que finalmente ha salido ese día… el jardincito delantero inunda el ambiente con aromas dulzones, Marco observa todo apoyado sobre su coche. “Qué perfume tan agradable” piensa y por el techo ve asomarse las flores moradas y azules del árbol ubicado en el patio trasero.
Se decide a entrar.
Recorre los cuartos semi vacíos, sólo hay algunos muebles viejos, en la salita de estar hay un diván y una mesa ratona, en la cocina una vieja heladera… El champagne todavía sigue intacto. La cierra de un portazo.
Su estómago suena. Tiene hambre. Va por algo al mercado de la vuelta.
La noche ha llegado. Marco termina un bocado de queso de la picada preparada que cenó. Toma un poco más de vino en un viejo vaso que encontró perdido en las alacenas vacías.
Se recuesta en el diván mirando al parque. La silueta del árbol se recorta con la luz de la luna por detrás. Se estremece y necesita verlo bien. Se acuesta en el piso cuan largo es y tiene una visión total del árbol.
- Debo saber cómo se llama.

La luz del sol le pega en el rostro. Se despierta entumecido. Su primera visión al abrir los ojos, es el árbol. Aún acostado mira a su alrededor y descubre bajo la mesa ratona una guía telefónica, estira su brazo, la alcanza y hojea las páginas amarillas. VIVEROS.
Marca el primer número en su celular.

- Vivero Mi Sueño. – Responde una voz femenina.
Corta.
- Vivero El Talar. – Contesta otra voz femenina.
Vuelve a cortar.
- Vivero Bosques de Lorien. – dice una voz masculina. “Bosques” se repite para si.
- Si, Buenos Días… no se si usted podría ayudarme…
- Dígame…
- Bueno, compré una casa…
- Y necesita un paisajista.
- Eeeehhh, no sé. Yo solamente querría saber el nombre de un árbol que hay en la casa. El único árbol.
- Dígame la dirección señor y le mando a alguna de las paisajistas. Ella lo podría ayudar.
- ¿Una mujer?
- Son profesionales señor, nosotros nos manejamos sólo con gente de estudio.
- No es eso… mire… ¿usted no es paisajista?
- Claro que sí señor, pero no hago trabajos en domicilio.
- ¿Y por qué no?
- Porque soy el dueño y… bueno… - el paisajista se queda en silencio. Marco tampoco habla. Finalmente el primero continúa – dígame la dirección señor, tengo que salir de todas formas y como lo suyo será una consulta… iré personalmente.

Marco le da la dirección y quedan en que pasará en media hora. Marco se levanta y va a asearse – habrá pensado que soy un machista recalcitrante – comienza a decir en voz alta – debo haberle parecido un idiota… por eso habrá preferido venir a verme él mismo… no va a arriesgar a sus chicas en… ¿y qué hago hablando solo? En mi vida hablé solo. ¡Y no puedo parar!

Finalmente calla. Sale al parque y observa el ejemplar. Distraído lo sorprende el timbre, la media hora había pasado y el paisajista ya estaba allí. Corre hasta la puerta. Abre.
Frente a él se planta un hombre de unos treinta años, de cabellos castaños claros, ojos azules y piel dorada por el sol, los brazos están ceñidos por las mangas cortas de la camisa de trabajo. En el bolsillo se lee el monograma del vivero. Completa su vestimenta con un jean y zapatos rústicos, de trabajo. Está impecable… Marco percibe un aroma suave a pinos silvestres. El paisajista sonríe y todo su rostro se ilumina. Marco no puede evitar sonreír también al tiempo que le estrecha la mano. Ambos perciben una intensa corriente eléctrica al tocarse. Se sueltan rápidamente y se ríen nerviosos.

- Andrés Walter Di Salvo, paisajista titulado – dice irónico, pero simpáticamente.
- Marco Daniel Schwing, abogado y con cero conocimiento de jardines – Responde Marco extrañado de poder hacer esa sencilla chanza. Lo invita a pasar.


Los veo pronto, Amigos, esta vez no voy a tardar, ya estoy aquí otra vez...

12 comentarios:

Ana dijo...

¿Qué tiene ese árbol Anita?
Espero que no tardes, estas entregas me enganchan.
Un beso.

Anónimo dijo...

Genial, de nuevo.
Espero pronto más.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

ummmm me estoy relamiento amiga!!...cuanta energía que salió de ese estrechón de manos, de manos fuertes.....¿que irá a salir de esto? ¿que fue lo que elucubró esa mente amiga? ufff....no te hagas de rogarrrrr!!! Besos


Ro

Dalia dijo...

me tiene enganchada tu historia y espero la continuación con impaciencia. Gracias Ana.

Rosa dijo...

Un día complicado hoy, en la noche te leo con más calma. Los relatos me gusta leerlos bien, con tranquilidad.
Un besito Ana

Anónimo dijo...

Explotando la veta de la sorpresa y la intriga, nuestra romántica Hada escritora...
Me fascina, no te tardes con la continuación, eh!

JfT

Rosa dijo...

Pero que simpático te está saliendo el relato. Me has hecho sonreír con el buen humor de Lucio, el papi de Marco. Y sí, que lástima que nuestro amigo heredara el carácter de Mónica.
Pero que lindo eso de "Bosques de Lorien", mejor nombre para un vívero imposible.
Y el dueño, con ese apellido italiano Di Salvo. ¡Dios! y esa corriente elétrica al saludarse.

Muy bueno Anita, please, no tardes con la próxima entrega. Me ha gustado mucho.

un-angel dijo...

Después de una “ardua” tarde de trabajo en la que ha escondidas de mi Aguirre particular me he deleitado con el virtuosismo de nuestra querida Pon y el romanticismo de Rosa de Fuego, le ha tocado el turno a mi querida Ana...
...iba a hacerte un sesudo comentario literario, pero ¿quién soy yo para decirte nada parecido?
Simplemente me enganchas, me involucro con la historia y el protagonista, percibo el momento de confusión que atraviesa Marco tras su pedida de mano frustrada, la relación con esa nueva casa comprada para dos en la que por ahora solo hay uno, le siento en medio de esa encrucijada que ahora atraviesa...
...resulta hermoso que sea un árbol morado y azul el que le señale el camino a seguir...
Adelante con ello, Anita, échale la fuerza y la pasión que tu sabes . Yo, aquí a tu lado para verlo y disfrutarlo.
Un beso.

Anónimo dijo...

Ana querida, esto va viento en popa.. ya me enganché.. Prontito el siguiente capitulo? Eso espero.
1beso grande

Ana desde el Sur del Mundo dijo...

Querido Miguel, lo de café con ceniza es para la resaca... y con tu pregunta me comencé a preguntar (valga la redundancia) de dónde diablos lo sabía yo, ja ja ja!!!
No recuerdo realmente la fuente, pero según salió en Internet, este "quita resacas" es bastante popular... Cómo se hace lo desconozco, ¡¡¡nunca tuve que usarlo!!! Pero según vi por allí la ceniza a agregar es la de cigarrillos y el efecto es... PUAJ!
Besos.

Y aprovecho a darles las gracias a todos por tanto apoyo y enganche con esta historia. En primera instancia, hace 7 meses atrás, la idea nació con la intención de ser mi primer guión de cine (aún no me animo a lanzarme...) Tal vez por eso es que la historia es tan "visual"... no lo se...
Les ruego que me hagan todas las críticas y/o sugerencias que les surjan, estoy aprendiendo a hacer ficción, ustedes bien habrán visto que hasta ahora volcaba mi corazón en mis escritos... ahora parlan mis manos y mi cabeza, imaginando esa casa, ese hombre y lo que le depara bajo la sombra de ese árbol morado y azul.
Hasta bien pronto...

Anónimo dijo...

A dónde nos llevarás querida Anita ?

un hombre virtuoso dijo...

Me temo que me queda mucho pendiente que leer... de momento, un saludo

Un Hada Azul

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