No dejaba de llover, pero pasado el primer rato, nos acostumbramos a ir ateridos de frío… es que desde el primer instante nos animó la charla… y la compañía
Nos hablamos sobre nuestras vidas, encontramos coincidencias, diferencias, pensamientos nuevos o tal vez no tan nuevos… todo estaba por compartir…
Él había perdido a su padre en 1978, yo en el 80; él era de River, yo de Boca; yo amaba el cine, él la música (en particular The Beatles). Supe que soñaba con ser periodista, que tenía amigos a los que adoraba, me habló de su madre, del esposo de ella y de sus hermanitos. Por supuesto que le conté de mi familia y que mis sueños eran borrosos aún, me faltaban dos años para terminar la escuela y decidir el camino a seguir.
La distancia y el tiempo fueron acortándose y aunque anímicamente no nos dábamos cuenta… físicamente estábamos destruidos… por mi parte traté de disimular el cansancio todo lo que pude… mas se me debería notar porque, con sus manos metidas en los bolsillos de la campera, hizo un gesto invitándome a que me agarrara de su brazo izquierdo. Y acepté. Más conversación y sin darme cuenta ya tomaba su brazo con ambas de mis manos… hasta en un momento me acurruqué apoyándome mi cabeza en su hombro, pero luego tomé de nuevo las riendas del agotamiento y me mantuve todo lo correctamente posible…
Pero Ariel… sacó la mano derecha de su bolsillo y me hizo una pregunta, que yo no imaginaba…
- Me pregunto ¿dónde podría apoyar esta mano?- confieso que estuve a punto de hacer una broma de mal gusto… es que nunca me esperé la dirección que iba a tomar esto…
- Podría apoyarla acá – me dice mirándome casi de frente… y apoyando su mano derecha sobre las mías, que se aferraban a su brazo.
Luego de 20 años, aún no sé poner en palabras todo lo que sentí en ese instante… ese detalle me conmovió el alma: el chico me gustaba y yo no le era indiferente… tal vez todo era parte de un plan mayor que tenía preparado que ambos nos uniéramos… no lo sé, sólo puedo agregar a este relato, que no hizo falta ninguna frase luego de que nuestras manos se juntaron, no hubo un “¿querés ser mi novia?” o “¿querés salir conmigo? Todo quedó implícito, redundante… sólo era importante qué él estaba ahí y yo también.
Llegamos a Luján, de a pequeños pasos, en la entrada nos reencontramos con Daniel y Adriana que habían continuado, también encontramos a un compañero de Ariel y todos nos miraban admirados al vernos juntos… porque no nos separamos más.
Luego de seguir la peregrinación hasta la Basílica, recuerdo que no ingresamos en ella, sólo nos persignamos y buscamos los colectivos prometidos.
Un dato estadístico… de los 63 peregrinos que participaron de nuestro colegio, sólo llegamos 12…
En el viaje de regreso nos la pasamos mirándonos, conociendo cada línea de la mano del otro. ¿Si deseaba un beso? ¡Claro que si! Pero eso no sucedió. No era el momento, ni el lugar… eso fue… luego, por ahora nuestras manos eran las que nos deleitaban en el contacto. A nuestro alrededor había miradas cómplices y simpáticas… incluso de nuestro profesor de catequesis.
Al llegar a Villa Bosch, por primera vez nos separaríamos luego de casi 12 horas… nos volveríamos a ver… ¡dos días después!
En mis pasos hasta casa, lentos y dolorosos, me preguntaba yo si lo había soñado todo, si había estado alucinando…
Cuando al fin me senté en casa, tenía las costuras de mis jeans adheridas a la piel de mis piernas (la tela mojada se había secado sobre la piel y había encogido…), así que es de imaginar que era muy doloroso el pensar en sacarme todo aquello… sin embargo, lo único que atiné a decirle a mami y con una amplia sonrisa fue … “conocí a alguien… creo que… ¡me enamoré!
¿Mañana? El reencuentro y… ¡el primer beso! Los ingredientes faltantes para comenzar el resto de nuestras vidas…
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Hace 8 años.
7 comentarios:
Que bueno leerte.
Que gusto recuperarte.
Mil abrazos desde el norte del mundo.
Seguiré leyendo tus bellos escritos, como siempre.
Un abrazo.
hermoso mi linda amiga, que suerte para los dos, te seguiré leyendo. Gracias una vez más por compartir.
Ay,amiga, la vida....
Qué historia. Los contratiempos no son lo que parecen para todos. Esa lluvia traía consigo una bendición...
Celebro este momento con vos, Hada amiga.
JfT
Que puedo decirte... todavia siento esos ultimos pasos antes de llegar a la Basilica...
Es, como siempre nos pasa, cuando uno esta mal el otro lo levanta y viceversa y asi, sucesivamente...
Pero agradezco a Dios y a la Virgen Maria, haberte conocido porque gracias a ellos he aprendido a amarte con todo mi alma, mi ser y todo mi corazón...
Te amo
Miladi
Regalos de un hada buena.. Te aseguro que llegan al corazón... Gracias por ser asi..
1beso
Que emocionante y que bonito ese gesto de su mano sobre las tuyas. Como dice la chica de los girasoles, gracias por compartir ese momento especial con nosotros y hacernos sentir un poquito más cerca de ti... una vez más, un abrazo a los dos y felicidades por ese amor que crece y crece tras los años transcurridos...
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