No sé dónde escuché por primera vez la frase "esta es una buena época para estar vivo"... Tampoco recuerdo si quien lo decía lo hacía en un ámbito futurista o si hablaba del pasado o quizás del presente...
Este presente plagado de injusticias, de locura e insania... también es una buena época para estar vivos... Porque a pesar de todo lo malo, hay muchas cosas interesantes para ver, sentir, vivir... La comunicación es una de ellas... el tiempo vuela desde que estamos en medio de las comunicaciones y más pronto se conecta el hombre, más pronto sucede todo... La evolución histórica del siglo XX es de una aceleración impresionante en comparación con los siglos previos... jamás el hombre fue cambiando tanto, saltando de etapa en etapa, superándose... y pudriéndose también, claro... eso nunca queda de lado, eso no cambia, desgraciadamente... es la constante humana: su lado flaco, ambicioso y tonto que le hace perder brillo a tanto más que podría lograr... En fin, lamentos aparte, las comunicaciones en los últimos tiempos son aún más impresionantes... Y como cualquier vendedor ambulante podríamos decir que "en la cartera de la dama o la billetera del caballero", la comunicación es parte de nuestro momento a momento: el "celu" (como se lo conoce aquí), "telefonito" (como le decía mi vieja, que tuvo el suyo antes que yo...) o "móvil" (como le dice cierto ángel que conozco...) va con nosotros a todas partes.
Y es tanto una bendición como una desgracia por cierto... antes salíamos de casa y hasta el trabajo nadie nos volvía a encontrar… o te ibas de vacaciones y nadie te jodía la paciencia (por decirlo “elegantemente”)… pero ahora suena el aparatito y te preguntan “por dónde andás?”; o estás en la playa, bajo la sombrilla y disfrutando del azul del mar cuando un sonido discorde a la “armonía vacacional” te devuelve a tu ciudad, a tu oficina, a tu jefe que te llama para preguntarte dónde carajos dejaste el informe ¡que le entregaste en mano antes de irte! Hecho que recordará recién cuando ya te llamó…
Si, todo esto “antes” no pasaba… pero el celu también tiene su cosa bonita, su inmediatez para contar alegrías, su rapidez para decir pronto “lo siento”, sus posibilidades de alcanzar en un “plis plas” las distancias más lejanas… Puede provocar sonrisas o caras serias... Doy Fe de ello, por experiencia propia y por observación: los días viernes por ejemplo, cuando al atardecer regreso en el tren, en el trayecto se suceden por lo menos 15 tonos, politonos, mp3 y etcéteras… todos diferentes. Y a veces escucho conversaciones o sencillamente veo rostros sorprendidos, sonrientes o incrédulos, que con velocidad responden a través de los teclados… Los viernes son un clásico de comunicación vía SMS, Short Message Service, el gran invento de los últimos años…
Pero el celu puede ser mucho más… A MI me “puede decir” mucho más… Desde los sonidos que elegí, pasando por la forma que lo dejo sonar en cada lugar donde estoy, hasta lo que me provocan sus mensajes en la pantallita… SIENTO a través de cada detalle. “Eres” de Café Tacuba, canción que le dedico a mi Ariel, es el politono que tengo configurado para cuando suena una llamada…
Conservo los SMS que me emocionaron: algún saludo especial, algunas palabras que llegaron en un momento oportuno, algo que tal vez personalmente no se pudo decir pero que un mensajito pudo decirlo mejor, un “te quiero” dicho por vez primera… De tanto en tanto los miro, recuerdo y sonrío…
Y un llamado, ya sea que suene el politono, vibre el celular (o ambas cosas), hace unos meses que también puede ser un saludo desde una graaaaaan distancia… Suena, sólo suena, no debo atender, sólo veo quién llama y dejo repicar el teléfono pues ESA es la comunicación: me dice sencillamente “Hola” o “Aquí estoy” o “Hasta mañana”… Y claro que yo respondo de igual forma, entonces el sentimiento es mutuo…
Así es que en el día a veces sonrío sin razón aparente, porque leí un “Te Amo” que me envió mi Fauno, tan sólo “porque sí”; o el celu sonó y sonó justo en un momento complicado y con su repique yo sonreí contra toda adversidad…
No es de extrañar que ese aparatito sea PARA MI un pequeño tesoro, que a veces basta con tener en las manos para SENTIR que esta Hada nunca está sola, aún cuando el mundo parezca desértico…