PALABRAS AL SUR DEL MUNDO

Vienen desde el Sur, llegando tímidamente, esperando quedarse en vuestros corazones

Encanto Azul

Encanto Azul
Blog sobre John Barrowman

28 noviembre, 2006

29 de Noviembre: Un Angel cumple años... y su Hada dice...


La distancia me ha dejado una huella, una marca que ahora es parte de mi misma... esta distancia que me separa de una persona que se ha ganado mis sentimientos, que ha inventado conmigo la manera de estar cerca, que ha cruzado mares de tiempo, que ha hecho brillar el sol en medio de una tormenta, que me ha sentido, que me ha percibido, que hoy tengo el lujo de decir que es mi Amigo del Alma, que aunque no conozco sus ojos, sé de su mirada, que aunque nunca vi su sonrisa, la siento como un cristalino río que me abriga, que aunque aún no sé de sus brazos, me ha cobijado con sus alas de ángel... me ha hecho sentir hada y con él he volado cielos de otros mundos...
Y para él he aquí estos deseos que he tenido...

He imaginado bailar a la orilla del río.
He deseado un vuelo al firmamento revuelto de estrellas.
He anhelado un viaje mágico a tu puerta.
He querido trasponer espacio y tiempo, que hoy sea al fin mañana, que el mar desaparezca, que el ecuador salte por los aires y yo pudiera caminar hasta tu calle... Llamarte desde tu vereda, que abras la ventana y al lado de una farola me veas, sin saber aún quien soy; que te preguntes si acaso... si hubo un milagro... si tal vez esa morena de cabello largo que te sonríe y agita su brazo... ¿es el Hada del Sur?
Si estuviera ante la Fontana di Trevi arrojaría mi moneda deseando ese milagro; si encontrara un trébol de cuatro hojas, rogaría se cumpla ese deseo; si hallara el último arcoris... cerraría mis ojos y tan solo pensaría... "ojalá".
¿Qué sucederá cumplido el deseo? Que correrás hasta la puerta y yo cruzaré la calle, pasarás el umbral y allí, al fin, conoceré el calor de tu abrazo, los latidos de tu corazón y nuestras almas volverán a reunirse, amigas, compañeras, gemelas, compartiendo el camino andado y por andar...
Así que, a la primera estrella de esta noche que me lleva hasta tu cumpleaños, le susurro este deseo.. "llegar a tu calle"... del resto, se encargará la magia y nosotros de vivirlo a pleno...

Feliz Cumpleaños, Amigo del Alma, por ahora a la distancia, por ahora sólo anhelos... pero "un día" llegará y ... bailaremos a la orilla de un río, veremos el cielo lleno de estrellas, quizás sea que conozca tu puerta (o vos la mía) y andaré por tu calle (o vos cruzarás mi esquina)... Mientras tanto, desde aquí, al otro lado del mundo... mis palabras y este sentimiento nuestro que brilla de Alegría: cumplís años y lo compartimos, para este Hada que tanto te quiere, Angel de mis días... hoy no hay otra dicha.

FELICIDADES!!!

27 noviembre, 2006

Leer cuando en tu país sea 28 de noviembre

Mi querida Ana... tocaya querida, que me tocaste el alma con tus palabras, que me diste el empujoncito para que hoy esté aquí, en mi propio espacio, que abrigaste mis primeros textos, que me diste tu ternura, que me quisiste sólo porque sí, porque tu corazón lo dictaba...

Aquí mi leve homenaje, porque TODO es poco para una mujer que tiene la sonrisa franca, la mano extendida y la palabra cariñosa para todo aquel que se acerque a su alma...

Gracias Amiga del otro lado del mundo... Gracias por tanto que has dado sin esperar nada a cambio... sos un verdadero tesoro, que es sumamente grato conservar en las arcas de la vida...

Y, cómo no... un abrazo del alma, un beso y


¡BIENVENIDA A LOS 36!

TE QUIERO MUCHO...
FELIZ CUMPLE!!!

Buenos Aires, 25 de noviembre de 2006

AMOR. Es la única palabra con la que se me ocurre comenzar esta reseña. El sábado por primera vez tuve el privilegio de participar en la "Marcha del Orgullo" de Buenos Aires. El viernes, mi buen amigo Roberto O. recordó que su "Cris" (él me conoció hace 17 años como Cristina, así que hablar de "Ana" para él es… un triunfo!!!), bueno, como decía, recordó que quería ir a la Marcha, me llamó y combinamos encontrarnos… Estábamos convocados para las 18 Hs. y como siempre, el Hada llegó tarde, pero bueno, estas cosas es difícil que comiencen a horario, así que finalmente la caminata comenzó como a las 19 Hs…. Pero antes, antes ya hay cosas para contar… Rob, como un verdadero Lazarillo llevó a esta "Recién Llegada al mundo Gay" a recorrer todos los rincones de preparación, a las Drags Queen exhibiendo sus trajes y sus descomunales físicos, las banderas, los Osos, las Leaders, el Glam y tantísimos nombres que, sinceramente, sin haberlos anotado… aún debo aprender… Los camiones proveídos por Organizaciones (la CHA "Comunidad Homosexual Argentina", GLOBA "Gays y Lesbianas del Oeste de Buenos Aires" y otras) o por Pubs y Boliches Gays de la ciudad, donde sonaba todo tipo de música… ¿cómo estaba yo? Pues fascinada, ávida de saber, conocer, entender, aprender, comprender… y feliz de tener la mente abierta, de tener el corazón lleno de aceptación y de cariño… más de una vez miré a mi Amigo y en silencio decía "Gracias che". Por fin comenzamos a marchar los tres, porque también estaba Luis, otro antiguo amigo de mi Amigo. Fuimos alternando la compañía, los distintos ambientes, las distintas maneras de vivir estos momentos. Al final del día, cuando regresé a casa e hice notas, sólo pude resumir todo con esa pequeña palabra que está al comienzo de esta reseña… AMOR… Porque a lo largo de esas cuantas cuadras que van desde la Plaza de Mayo hasta la Plaza de los Dos Congresos, vi muchísimas cosas, vi diversión, alegría, dance, entrega, pasión, adrenalina… y ternura ¡Dios cuánta ternura! Como ese instante en que mientras estaba la Marcha en una pausa, en un hotel de la Avenida de Mayo había un par de hombres de unos 50 años, que nos observaban desde el balcón… nos sacaban fotos e imagino que todos creímos que eran un par de curiosos que nos miraban… no se imaginan el clamor que fue cuando ellos se besaron frente a todos nosotros… fue genial!!! ¿Otro instante? Los Osos… divinos… con su bandera y su pata de oso plasmada en el medio… haciendo un movimiento con la bandera que terminaba en un beso… ¿Más? Los bailes arriba de los camiones… y los bailes debajo de los camiones… siguiendo los distintos ritmos: samba, dance, latino, electrónico… ahí te recorría la adrenalina, querías bailar, querías seguirle el paso a todos… ¿El Hada? Sacaba fotos!!! porque Roberto O. me hizo cronista gráfica de esta Marcha así que saqué unas 150 fotos... (las cuales pegaré en un ratito nomás) y bailé y me reí y me emocioné… porque… sigamos con lo que vengo a decir… al llegar a la Plaza de los Dos Congresos, reunidos alrededor del escenario nuevamente recorrimos distintos rincones donde estaban todos siendo como quieren ser, sol@s o acompañ@s, pero en cada lugar siempre me encontré al AMOR… allí, en esa mirada entre dos chicas, dos chicos, dos grandes, dos jóvenes, un@ y un@… no importaba… ell@s se besaron y yo entendí que ahí, ese día, ese instante, ell@s eran libres como en el resto de los 364 días no lo son… porque es difícil encontrar en la calle a es@s dos besándose como los vi, tal vez se animen a ir de la mano, tal vez no… y pueden ser compañer@s de trabajo, de estudio, del gym, tu jef@, tu emplead@, tu amig@... y no son del todo libres, aunque se liberen, aunque se expongan… porque siempre puede haber alguien que los discrimine, alguien que los maltrate, alguien que no los comprenda, no los acepte, no los quiera… entonces se protegen, se cuidan a sí mismos y a su amor y se callan, no se expresan del todo, opacan su mirada y vos ni te enterás que aman a alguien de su mismo sexo. Pero allí, en la Marcha del Orgullo, entre tant@s y tant@s (¿cuántos habremos sido?) ell@s se vistieron como quisieron, fueron de la mano, se besaron, se miraron, se dijeron te amo y fueron libres… Unas lágrimas se me cayeron, se me hizo un nudo en la garganta y creo que nadie me vio… ¿O si? ¿Rob me viste? ¿Por eso me pediste la cámara, se la diste a Luis y quisiste una foto mientras me tomabas de la cintura muy fuerte y yo apoyé mi cabeza en tu hombro y sonreí feliz y orgullosa de estar allí con vos..? Pero si ahora escribo y nuevamente unas lágrimas se escapan de mis ojos… Esa foto, amigos, no la verán, porque tengo un compromiso de no ser pública aún... esa foto es de mi Amigo y mía, de un día que nunca olvidaré, el día que, si cabe, me sentí aún más orgullosa de ser su Amiga, porque ahí hubo otro instante de ese sentimiento que reinó durante toda la Marcha del Orgullo… una de las tantas facetas del AMOR.

24 noviembre, 2006

Los caminos



Andy condujo un par de horas y luego Marco, que dormitó un rato, le pidió relevarlo. Ambos estaban muy cansados así que Andy no protestó, pero sí le pidió que lo despertara pasadas dos horas.
Apenas cambiaron de lugares, el paisajista se durmió instantaneamente, previo subir el volumen de la radio “así no te dormís vos” le dijo. Acto seguido cayó en profundo sueño.

Alanis Morisette exclamó en la radio su viejo « Ironic » (http://www.youtube.com/watch?v=B_DgPxbQP4Y)

It's like rain on your wedding day
It's a free ride when you've already paid
It's the good advice that you just didn't take
Who would've thought ... it figures

Y nuestro amigo la siguió con gusto... haciendo las modulaciones y hasta imitando aquel viejo video, en el que Alanis conducía su auto a través de la nieve en compañía de sí misma. Andy abrió un ojo y sonrió levemente, pero no se dejó ver por Marco, volviendo a dormirse.

Pasaron las dos horas y estacionó en una estación de servicios, pero no llamó a Andy, reclinó el asiento y se tomó un rato para descansar él también. Programó el celular para que sonara la alarma en media hora y cerró los ojos.

Pronto los abrió y vio los de Andy que lo miraban con dulzura, una dulzura extrema que lo conmovió tanto hasta sentir que sus ojos se humedecían, casi desbordados de lágrimas... sin poder evitarlo extendió su mano izquierda y alcanzó la mejilla de su amigo. Éste giró la boca y comenzó a besarle la palma de la mano. Esa humedad hizo que Marco se estremeciera, que el calor recorriera su cuerpo como una línea de fuego instantánea.

Despertó sobresaltado, Andy seguía durmiendo, pero su mano izquierda sí estaba suspendida en el aire, a un palmo de tocar la mejilla de Andy. Sonó la alarma del celular y el que se sobresaltó fue Andy. Marco llegó a alejar la mano sin que el otro lo viera. Tenía el corazón latiendo fuerte y una gota de sudor se deslizaba por su espalda.

Salieron, estiraron las piernas un poco y siguieron el camino. Andy conducía, el sonido de la radio estaba más bajo, pero Marco no pudo conciliar el sueño, se volvió parco y callado. Andy le preguntó si se encontraba bien y él acusó cansancio, pero en realidad estaba inquieto porque no sabía qué lo torturaba, no lograba discernir el pensamiento, estaba invadido por emociones, sensaciones que lo traspasaban. Sólo sentía ganas de estar en silencio.

Pronto llegaron a San Bernardo. Aguardaron hasta las 7 de la mañana y se reunieron con los clientes, Andy presentó a Marco como un pasante en su vivero, dijo que estudiaba paisajismo y que aquel era un viaje de estudios para ellos. Marco consiguió relajarse un poco al estar concentrado en las posibilidades que brindaba el parque a diseñar.

A las 10 de la mañana se desocuparon, habían desayunado temprano con los clientes, así que se fueron a la playa, llegaron corriendo y se metieron en el agua ¡estaba helada! Pero aún así nadaron un rato. Luego se tiraron en la arena y ambos quedaron dormidos... Cuando Marco despertó reparó en que Andy lo había hecho primero: estaba boca abajo, con la cabeza apoyada en los dorsos de las manos y desde allí había estado observando a Marco hasta que despertó. Éste, antes de hablar, a su vez se quedó mirándolo un rato... tal vez adivinando si estaba en medio de un sueño nuevamente o si en verdad Andy estaba viéndolo.

- ¿Estás bien Mark? Estás raro... ¿Pasó algo?
- No, quedate tranquilo, no te olvides que no dormimos bien – Marco dejó el tema allí. Ya el sueño de la madrugada se estaba disipando en el recuerdo, al tratar de evitar pensarlo, éste se había hecho una nebulosa que le hacía dudar si realmente había soñado lo que creía haber soñado.

Almorzaron, luego estuvieron otro rato en la playa y al atardecer volvieron a la casa de los clientes, iban a cenar un asado, así que se bañaron, se cambiaron y disfrutaron una buena cena.

Luego los invitaron a bailar, la pareja de anfitriones y otros amigos que concurrieron a la cena. Cada uno llevó su coche y partieron hacia Pinamar, un poco lejos, pero dijeron que estaban los mejores “Boliches” de la zona.

Mediaba la madrugada, Andy y Marco estuvieron bailando con un par de chicas, y luego fueron a los reservados, cubiles oscuros para charlar más tranquilamente.

Pero, cuando se estaban sentando, una voz inquietó a Marco, una voz conocida estaba cercana a ellos y estaba quejándose

- ¡Dejame tranquila!, ¡estás en pedo idiota! ¡No me agarres del pelo!

Marco susurró “Bea” y como un autómata, se levantó. Andy que escuchó sí los gritos, mas no el murmullo de Marco, lo siguió.

Allí estaba la chica, con un tipo encima y una pareja al lado que no se preocupaba en lo más mínimo de ella y su suerte. El tipo le quería bajar la cabeza y meterla debajo de la mesa...

Marco lo agarró de la camisa y lo hizo volar hacia fuera. Andy se quedó de una pieza. Marco estaba por darle una trompada al tipo cuando Bea gritó:

- ¡No Marco! Por favor, no le hagas nada…

El tipo, que estaba suspendido en el aire, cayó apenas lo soltó. Se desplomó en el piso semi-inconsiente. Bea lo atendió preocupada. Cuando ésta consiguió sentarlo nuevamente, se acercó a Marco y le susurró:

- Es mi marido Marco.
- ¿Tu qué?
- Mi marido… me casé hace casi una semana… yo…
- Vos…

Andy llegó a escuchar estas palabras entre los exnovios. Y cuando Marco iba a pedirle a Bea que le dijera todo, lo vió allí, junto a él. Algo lo hizo avergonzarse, sintió la piel acalorada y necesitó desesperadamente salir de allí, irse. Pasó por encima de Bea.

- Marco tenés que entender, quedé embarazada – le dijo ella, pero Marco aunque la escuchó, no le importó lo que le decía. No le importó nada. Sólo quería irse de allí.
- Disculpe – dijo Andy con su tono comercial y salió tras él.

Las chicas que habían ido a los reservados con ellos, se quedaron atrás.

- ¿Todos los tipos tienen que ser raros?
- ¿Raros?
- Si. “Raros”
- ¿Vos creés que estos dos…?
- SEGURO!

Marco esperó a Andy apoyado en el coche, cruzado de brazos y mirando hacia el piso. Cuando éste se le paró al lado, tan solo comenzó a caminar hacia la playa.

- Bea fue mi novia.
- No tenés que contarme nada, si te hace mal…
- Quiero contártelo. – Y así fue como Andy conoció la historia desde el principio hasta su fin en la casa y ante la silueta de aquel árbol que los había hecho conocerse a ellos.

Cuando llegaron a la playa se sentaron entre los charcos de luz de dos farolas. La arena estaba húmeda y fría, pero la brisa de la madrugado no era demasiado destemplada y allí se quedaron. Marco se sintió aliviado de que Andy no eligiera un lugar muy luminoso. Aún sentía su rostro ruborizado…

Al finalizar el relato, se animó a mirar a Andy y lo vió como tantas veces antes, cuando él le contaba sobre algún caso que estaba defendiendo o su punto de vista ante una noticia, Andy ladeaba la cabeza y pestañeaba más lentamente… siempre terminaba por dar su opinión y seguramente la charla se ponía más que interesante. Esta vez la respuesta no fue la excepción.

- Y ni una puta lágrima.
- ¿Lágrima?
- Si, perdiste a la mina que habías elegido para vivir el resto de tu vida y no lloraste. Tuviste la borrachera de tu vida, pero no lloraste.
- No es algo de lo que me sienta orgulloso…
- ¿La borrachera o el que no hayas llorado? – Andy sonreía y Marco no pudo evitar sonreir también, pero luego Andy continuó en tono más serio – Ella no te merecía.
- Claro que si, me la merecía.
- ¿Cómo podrías merecerte a alguien tan frío Marco?, vos no sos así.
- Si que lo soy. Soy egoísta, egocéntrico, ambicioso y pedante.
- Así no es el Marco que yo conozco.
- Pero así soy.
- Así pretendés ser, que es distinto. Marco es diferente.
- ¿Y cómo soy?
- Un hombre atento, amable, dulce, cálido… Alguien que se mató hablando con uno y con otro hasta que averiguó hasta de dónde habían traído al Jacarandá, solamente para complacer mi curiosidad.
- Lo supiste. ¿Quién te dijo?
- Me enteré… - Andy sonreía con ternura… ¿la pálida luz del fin de la madrugada lo hacía verse más dulce aún? Los pensamientos de Marco se arremolinaban sin sentido en su cabeza, su corazón otra vez latía fuerte.
- Y vos ves todas esas cosas en mi…
- Si – Andy extendió su brazo y apoyó la mano en el hombro de Marco. Éste se estremeció.
- ¿Tenés frío?
- Un poco – mintió, porque su cuerpo estaba por demás de cálido… se sentía transpirar.
- Vení – le susurró Andy y deslizó su brazo por ambos hombros de Marco. Éste cuando estuvo más cerca, apoyó su cabeza en el hombro de Andy… allí percibió su respiración, ese perfume mezcla de mar, de lluvia, como si todos los estados del agua pudieran transmitirse con ese aroma… Y también sintió que como él, temblaba…
- ¿Vos también tenés frío? – le preguntó levantando un poco la cabeza y quedando sólo a un instante de su boca, sintió el calor de sus labios tan cerca que no supo si eran los de él mismo… y Andy lo besó. Y Marco se dejó besar, se dejó acariciar los labios por la boca de Andrés que lo exploró con los labios primero, con la lengua después. Tenía los ojos cerrados y en su cabeza sólo un pensamiento que puso en palabras apenas se separaron a retomar el aliento – Besame Andrés…
- Mark…

Marco nunca había sido besado, él había besado. Marco nunca había sido seducido con ternura, siempre había conducido a sus mujeres por los senderos que él quiso. Esta vez se dejó llevar por las caricias de Andy que lo recostaron en la arena ¿estaba fría? No lo sentía. Adoró las manos de su compañero acariciándole el pecho… Andy desabrochó su camisa ¿cuándo? Él no lo había notado… Y se contorsionó al sentir cómo Andy había abierto su pantalón y lo estaba acariciando sólo por placer, no para excitarlo, ya estaba excitado…

- ¿Sigo? – preguntó Andy.
- No sé… ¿debemos seguir?
- Podemos parar ahora. Y seguir en otro lugar, si querés seguir…
- Quiero… pero…
- No te sentís listo todavía…
- Creo que ya descubriste que estoy más que listo… - ambos rompieron a reír… - pero algo no cuadra.
- Si, yo también lo siento. ¿Volvemos?
- ¿A?
- Villa Bosch.
- Vamos.

Y emprendieron el regreso.

22 noviembre, 2006

Interludio

Hay historias que jamás comienzan, porque los protagonistas no están destinados a encontrarse.
Hay historias que aunque comienzan, nunca pueden continuar porque los protagonistas se pierden buscándose.
Hay historias que se intuyen, que crecen, pero que de alguna forma, los protagonistas llegan a aceptar que su tiempo aún no ha llegado. Tal vez sigan adelante o quizás se permitan permanecer sutilmente enlazados.
Hay historias que parecen comenzar sin querer, sin pensarse, sin ser buscadas y tan sólo es que los protagonistas al fin se encuentran luego de eones de haberse buscado… claro que ello no lo recuerdan porque todo es perfecto y el tiempo separados es cosa de otras vidas, que ya pasaron.



- ¡Un Jacarandá! – Exclama el paisajista con entusiasmo – Y qué ejemplar, ¡madre mía!
- ... – Marco mira al árbol y mira a su interlocutor... la verdad es que para él es tan sólo un árbol, pero parece que para Andrés es mucho más.
- No entiende mi entusiasmo, ¿no?
- Esteeee... me gustaría decir que sí, pero la verdad que no...
- Esta árbol no es un ejemplar cualquiera, tiene muchísimos años... ¿cuántos años? No se... 40, quizás 50 o más... debe ser uno de los primeros de Villa Bosch... ¿ni idea de quién lo plantó?
- ...
- Bueno... supongo que tal vez en la biblioteca...
- Podría preguntar en la inmobiliaria...
- Hey! Qué buena idea. Los antiguos dueños tal vez sepan.
- Los antiguos dueños bien pudieron haberlo plantado. Eran una pareja de ancianos. Vendieron la casa porque ya no podían vivir solos y la familia los puso en un geriátrico.
- ¡Ay qué mal!
- ¿Por qué? Van a estar bien atendidos...
- Yo no se si dejaría que mis padres terminen en un geriátrico...
Marco mira a Andrés con asombro... él no pensaría dos veces dejar a Mónica en un geriátrico... “¿cómo serán los padres de este tipo para que quiera cuidarlos hasta el final?” Pero Andrés no le permite seguir cabilando
- Tenés… perdón, Ud. tiene una reliquia doctor.
- He, por favor, tuteame ¿si?
- Ok. Y vos llamame Andy, ¿dale?
- Bien.
- ¿Qué pensabas hacer con este árbol? Espero que no sea sacarlo...
- ¿La verdad? No pensé nada en especial... solamente quería saber el nombre.- Marco se acerca al árbol, lo toca, casi diría que lo quiere acariciar... y su pensamiento se pierde en silencio.
- ¿Qué te dice el corazón?
- ¿Mi corazón?
- Ahá
- No sé…
- Vamos Marco, ¿de qué tenés ganas?
Marco finamente cierra los ojos, toca la corteza rugosa del árbol, se estremece – No quiero vender la casa, es… mía… yo la encontré.
- …
Marco abre los ojos y mira los de Andrés, sólo permanece en silencio.
- Entonces… ¿necesitás un paisajista?
- Ja Ja Ja Ja Ja – Marco se sorprende riendo con ganas – parece que si...!

Andy tomó medidas, sacó fotos y se fue con el compromiso de regresar con algunas ideas concretas y así Marco elegiría la que me le guste.

Cuando cerró la puerta, Marco estaba sonriente, miraba todo a su alrededor con los ojos encendidos. Hasta su respiración se había agitado.

Llamó a Lucio y le contó sus planes: no vendería la casa… se iría a vivir allí y se tomaría una semana de vacaciones. Luego le pidió hablar con Mónica para contarle. Lucio se desilusionó de no poder ser él mismo quien pusiera en tema a su mujer, pero Marco fue terminante, quería hablar directamente con su madre. Lucio debió conformarse viendo las expresiones de la esposa y los comentarios “¿cómo vas a dejar la capital?, en la provincia no hay seguridad” “a vos con un departamentito te alcanza ¿para qué querés una casa?” El hijo terminó de escucharla, se despidió y así quedaron las cosas. Nunca iban a ponerse de acuerdo. ¿Qué quería su madre de él? “Estatus” recordó… “tendrá que conformarse con verme vivir aquí”

Al otro día regresó con su coche cargado de algunas pertenencias, y luego llegó una camioneta con un colchón, una mesa y sillas que compró de camino. El colchón lo dejó en la sala de estar. Esa noche se durmió nuevamente mirando el Jacarandá. Ya no se preguntaba por qué le fascinaba, simplemente se dijo “me gusta, qué otra explicación va a tener un árbol”. Y así lo dejó.

Andy regresó como lo había prometido, con tres proyectos diferentes. Hasta que no le explicó el sentido de cada uno, Marco no pudo decidirse. Finalmente tomó el proyecto más ambicioso: construir una piscina, una pérgola y realizar todo el jardín en función del Jacarandá, para destacarlo en sus momentos buenos y desviar la atención a otros sectores del jardín cuando el árbol estuviera en reposo.

Anotó cada especie que le nombró “con las gauras dejamos que la naturaleza se expanda, de forma delicada y etérea. Los lirios le darán contención … y las flores…Las Eugenias con su follaje cobrizo…” La explicación, obviamente fue mucho más larga pero lejos de aburrirse, Marco se mostró muy interesado

Estaban en plena primavera y Andy lo ayudó a encontrar a los mejores constructores, luego se despidieron hasta la finalización de la primer etapa.

Marco continuó durmiendo en la sala de estar hasta que el polvo de la construcción comenzó a flotar en todo el ambiente, tanto de día como de noche. Huyó hacia el cuarto principal, junto con su colchón de dos plazas.

Repartió su tiempo entre el estudio jurídico y la casa, se anotó en un gimnasio de Villa Bosch, pero no hizo muchos conocidos, su atención estaba en la casa. A sus padres los visitó pero no dejó que ellos se acercaran por su centro de mimo y atención… nunca les habló de todo el proyecto, deliberadamente jamás nombró a Andy. Sentía que todo eso quería preservarlo de las críticas de su madre y de las bromas de su padre. Ya verían el resultado cuando acabaran con todo.

Cuando el calor de primavera ya se tornaba de verano Marco llamó a Andy: el trabajo estaba terminado, ya podrían comenzar con el paisajismo… le informó que quería participar del proyecto, había investigado y quería “hacer”… Andy se asombró pero asimismo le entusiasmó la idea. Incluso le dijo que estos trabajos él ya no los hacía personalmente, pero desde que comenzó a diseñarlo sintió deseos de encargarse en detalle. Así que comprendía los deseos de Marco.

A las 6 de la mañana Andy llegó con su equipo de trabajo, pero sin operarios. Enseguida comenzaron con el diseño de los canteros, luego vendría el punteo de la tierra, después desmalezar, luego la resiembra de césped… más tarde las plantas, etc. etc. etc.

Ambos hombres trabajaron duro, el abogado se iba al comenzar los horarios comerciales y regresaba apenas pasado el mediodía, siempre con comida para compartir. Comían al pie del jacarandá, que aunque aún no estaba con todos su follaje, les daba suficiente sombra para cubrirlos del abrasador sol del casi verano. Marco estaba fascinado de comer sobre las flores del jacarandá que tapizaban todo alrededor del gran árbol; éste, poco a poco iba dejando la floración atrás, para comenzar a brotar en hojas y ramas nuevas, además de los consabidos frutos, unas chauchas redondas cargadas de semillas que se agitaban dentro.

Cuando el viernes al atardecer ya se estaban despidiendo, Andy recibió una llamada en el celular. Le pedían ir hasta San Bernardo, una de las playas de la costa atlántica, para diseñar un parque a un restaurante frente al mar.

Marco aunque se esforzó por no parecer contrariado, se sintió fastidioso de no poder aprovechar el único día que iban a poder trabajar todo el tiempo codo a codo. Pero asimismo Andy le dejó muchas cosas que bien podía hacer solo.

A la medianoche, Marco no dejaba de dar vueltas y vueltas por los canales del cable haciendo un zapping dañino, pasando una y otra vez por los 80 canales. Estaba enfurruñado y molesto y aún más molesto por sentirse molesto.

Sonó el teléfono.

- ¡Hey Marck!
- ¿Andy?
- Si… mirá, estuve pensando que… el trabajo en tu casa puede esperar un par de días más… ¿no querés acompañarme hasta San Bernardo?
- ...
- Salgo en una hora para llegar al amanecer y así aprovechar el tiempo. Cuando termine podríamos ir a la playa y pasar la noche en la casa de la gente que me contrata, sé que tienen lugar de sobra… ¿Mark?
- Si…
- ¿Si?
- Si, ¡dale! Vamos.
- Ok, en una hora paso por tu casa. ¡Traete el traje de baño!

Marco no se dio cuenta en qué momento su cara se iluminó con una sonrisa, una sonrisa que le hizo doler las mejillas… lo que sí recordó fue haberla tenido el primer día, luego de haber conocido a Andy. Pero no tuvo tiempo de pensar mucho más, tenía que prepararse para un viajecito a la playa.

18 noviembre, 2006

Seres mágicos en la oficina postal

El 29 de noviembre es el cumpleaños de Un Ángel... así que la Duendecita Ro y el Hada del Sur del Mundo YA tuvieron que enviar su regalo para llegar a tiempo... y no matar al Ángel de la angustia recibiendo mucho antes el paquete y sin poder abrirlo hasta el día indicado... Así que ahí preparamos todo para llegar más o menos en fecha...

Primero, los preparativos, cada una pensando qué iba a enviar, cuánto, cómo... debatiendo que aquello si, que eso otro no, que no puede dejar de ir esto y mucho menos eso... Así hemos pasado los últimos días, de tertulia en tertulia, conversando por teléfono y chateando, dando el parecer cada una sin dejar de decir "ay! Qué lindo! Eso le va a encantar!" "Qué bueno que se te ocurrió enviarle eso", etc., etc, etc.

Los días se fueron sucediendo y llegamos a la recta final: averiguando los precios, asesorándonos en Internet y personalmente en el correo de Villa Bosch... compramos una caja... ¡nos quedó chica! Menos mal que yo tenía otras en casa de otra cosa, metimos todo allí, la forramos con papel verde... había quedado bonita... todo iba en su caja, todo en orden... la envolví, encinté perfectamente y la hice pesar en la oficina de despacho de nuestro trabajo...

- ¡nos pasamos del peso!
- ¡¿pero cómo si ayer pesaba 150 grs. menos?!
- El envoltorio, el papel...
- ¿qué sacamos?
- Y ponele un poco menos de eso...
- Sacá esto otro, no hace falta tanto...
- Es una lástima...
- Se lo enviamos la próxima vez...

Volvimos a cerrar...

- Igual nos pasamos...

Otra caja, vuelta a buscar la forma...

- ¡La caja es más chata!
- Hay que desarmar eso...
- Ves?! le mandamos algo para que se entretenga el ángel armándolo... jua jua jua
- Bueno, al correo, ya pesa lo justo.

En la oficina postal de San Cristobal (el barrio donde trabajamos en Capital Federal), esperamos casi una hora, finalmente nos atienden... La empleada del correo nos sentencia:

"Así no puede ir a España".
- ¡Qué! ¿Y cómo se supone que tiene que ir?
- Debe ir sin cinta de pegar, atada con hilo...
- ¿Y si compramos una caja del correo?
- Si, no hay problema. Nosotros le ponemos la cinta.
- Déme una caja. Una Nº 2.
- ¿Vuelven mañana?
- NOOO! Acá mismo la armamos. ¿Nos presta una birome? (bolígrafo)
- Si, claro.

Y ahí nos fuimos a una mesa, rompiendo la caja armada con tanto cariño... la letra elegida para escribir el remitente y el destinatario... todo a la basura... Pero no teníamos tiempo de
lamentarnos mucho, había que armar la caja nuevamente... literalmente hablando...

- Che, ¿cuánto le sacaste a esto?
- Un poquito.
- Guacha! Acá falta un montón... jua jua jua... él ángel va a creer que le afanaron en el camino... pobre...
- Bueno, después le explicamos... se va a reir como nosotras.
- Si, eso va desarmado...
- Ya te dije, va a tener algo didáctico para entretenerse... ji ji ji

Finalmente la armamos otra vez, nuevamente con primor acomodando cada objeto, cada detalle pensado, meditado, colocado con todo estos hermosos sentimientos que sólo él puede llegar a hacer sentir a las personas que lo conocen...

Volvimos a la ventanilla y FINALMENTE pudimos enviar nuestro regalo de cumpleaños...

- ¿Cuánto demorará?
- De siete a diez días.
- Va a llegar justo, o antes.
- Y ya le dije que no puede abrirlo hasta que sea el día
(la chica del correo nos mira y se sonríe, porque todo este diálogo lo tenemos frente a ella...)
- Deben declarar aquí algo de lo que va en la caja
- ¿Todo? – decimos ambas al unísono.
- No es necesario, algo.

Ambas nos desternillamos de risa y entramos en detalle con la chica de algunas cosas que van o que ya no van o que casi no van... La muchacha nos mira divertida (creo que le alegramos un poco la tarde)... anotamos un par de cosas (tampoco queremos remover el avispero contando qué tesoros le enviamos al Ángel).

Al fin regresamos a nuestro trabajo, recordando la aventura, riéndonos como es nuestra sana costumbre... al volver a mi oficina, voy a sentarme y algo me molesta en el bolsillo del pantalón... ¡me quedé con la birome del correo!

Así que... Angel querido... nuestro regalo de cumpleaños ya va en camino a la lejana Burgos... y ya sabés, si llegamos antes ... ¡NADA DE ABRIR LA CAJA ANTES DEL DIA INDICADO! paciencia...

17 noviembre, 2006

Adelanto

"Jacaradá - Pauline Meade"


Mis queridos... nunca planifiqué demorar tanto la próxima parte de la historia de Marco... Pero últimamente se me escapa el tiempo como arena entre los dedos... no sé a donde va, pero seguro que conmigo no se queda... ¡miren a la hora que estoy aquí!

Alguien me alcanzó en el chat y me pidió adelantos... ¿qué puedo decir del próximo capítulo?

El protagonista sigue siendo Marco, por supuesto.
A Andrés le diremos "Andy" ...
¿El Árbol? está en el nombre de la próxima entrega...
Y... por ahora no puedo dar más detalles

Hasta ... ¿luego? ¿mañana? ¡ya sé! HASTA PRONTO!!!

Ana.

13 noviembre, 2006

Morado y Azul

"Under the Jacarandá" - R. Godfrey Rivers (1903)

El Dr. Lucio Schwing está acostumbrado a los llamados de madrugada, es médico obstetra y nunca falta una parturienta de trasnoche… Pero este llamado no lo esperaba. Se fue sin darle explicaciones a Mónica, su mujer, quien ya no le preguntaba más a dónde iba… menos mal que había perdido la costumbre… ¿cómo le explicaba lo que él no llegaba a entender?

- Disculpe la hora señor, habla Juan, el Barman del “Bar de la Rotonda”… tengo aquí un muchacho de unos 25 años, pelo castaño oscuro, alto. Está vestido de traje…
- Puede ser mi hijo… - susurró el Dr. Schwing.
- Como no se despierta, tomé su celular y busque algún nombre… este número surgió como “papá”… sí señor, puede ser su hijo.

Lucio llegó según las señas del Barman. El hombre lo esperaba tras la puerta, todo ya estaba apagado. Marco descansaba su torso sobre la barra, apoyando su cabeza sobre sus manos. A su lado el celular. Su padre lo miró más que extrañado, pero no dijo nada. Ni siquiera intentó despertarlo, junto al Barman lo llevaron hasta la calle. En la acera recobrando un momento la conciencia, el joven vomitó.

- Hijo…
- Mmmmmhhhh ¿papá?
- No puedo creerlo… ¿vos?

A Marco se le fueron cerrando los ojos hasta dormirse nuevamente en el asiento del auto. Y Lucio quedó perplejo mirándolo. Le dio unos pesos al Barman por la atención y combinaron para retirar el coche de Marco en otro momento “Menos mal que te tocó un buen hombre, si es otro lugar… te dejan en pelotas” Con este pensamiento Lucio recobró un poco el humor.

Cuando Marco se despierta, ambos padres están al pie de su antigua cama. Está en el cuarto que tenía antes de irse de casa. La madre lo mira anhelante, el padre se sonríe divertido. Empieza Mónica “… ¡¿cómo hiciste semejante cosa?! Dejarnos con esa gente que ni conocíamos…”

Marco opta por mirar hacia la ventana. Llueve.

- ¡Decile algo Lucio!
- No te va a gustar lo que tengo para decirle.
- ¡Sos el padre, decile algo!
- Hijo… actuaste como un boludo.
- ¡Lucio! No digas barbaridades. Respetá mi presencia al menos.
- Moni, si tu hijo hace boludeces y vos querés que yo se lo diga, se lo digo.
- Yo no soy ningún boludo – dice Marco incorporándose para levantarse… esas escenas entre sus padres, a veces las detesta. Este es uno de esos momentos.
- No, no lo sos, pero actuaste como un boludo. Y yo te voy a explicar cómo lo hiciste.
- Lucio, basta.
- ¡¿Cómo se te ocurre comprarte una casa para casarte con una chica sin haberle preguntado a ella qué quería hacer?!
- Quise ser romántico.
- No. Eso no fue romanticismo, eso fue… arrogancia. Diste por hecho que la piba te iba a seguir la corriente. Ni por un momento eso fue romántico. ¡Pero si ni vos estás enamorado de ella!
- …
- ¡¿Ves como tengo razón?! La piba no te mueve un pelo pero compraste una casa para casarte con ella ¡casarte Marco! No entiendo que siendo tan rápido para la abogacía, hagas una cosa así…- Lucio afloja el tono y le vuelve a salir la sonrisa del comienzo – Marco… no parecés mi hijo… Moni… vos no me has dicho toda la verdad…
- ¿Para vos todo es broma Lucio?
- No Moni, no todo es broma… pero creo que la situación ahora necesita humor.

Marco busca en su viejo placard un toallón.

- ¿Y la casa? – pregunta.
- La cerré, en la mesa de luz tenés las llaves y la dirección del Bar donde te busqué anoche. Allá quedó el coche. ¿Qué vas a hacer con la casa?
- Se me ocurrieron tantas cosas anoche…
- Pensalo bien, después de todo es una buena inversión… fijate antes de venderla.
- Me voy a bañar.
- ¿Te preparo algo para tomar?
- Un café con ceniza – dice Lucio mientras salen. Marco no puede evitar sonreír cuando escucha a su madre reprender a su padre, mientras van por el pasillo “Terminala Lucio, siempre diciendo cosas así…” Su padre tiene tanto humor y su madre nada… para Marco siempre ha sido un placer contar con las salidas de su padre… siempre ha lamentado tener el carácter pacato de su madre. No se explica cómo ellos siguen juntos luego de tanto tiempo.

Habiéndose duchado, Marco sale en busca del auto. Lo recupera y ante el volante duda un rato antes de marchar. Finalmente da una vuelta en U en la esquina. Al atardecer se encuentra frente al chalet. En las persianas mojadas se refleja la luz del sol que finalmente ha salido ese día… el jardincito delantero inunda el ambiente con aromas dulzones, Marco observa todo apoyado sobre su coche. “Qué perfume tan agradable” piensa y por el techo ve asomarse las flores moradas y azules del árbol ubicado en el patio trasero.
Se decide a entrar.
Recorre los cuartos semi vacíos, sólo hay algunos muebles viejos, en la salita de estar hay un diván y una mesa ratona, en la cocina una vieja heladera… El champagne todavía sigue intacto. La cierra de un portazo.
Su estómago suena. Tiene hambre. Va por algo al mercado de la vuelta.
La noche ha llegado. Marco termina un bocado de queso de la picada preparada que cenó. Toma un poco más de vino en un viejo vaso que encontró perdido en las alacenas vacías.
Se recuesta en el diván mirando al parque. La silueta del árbol se recorta con la luz de la luna por detrás. Se estremece y necesita verlo bien. Se acuesta en el piso cuan largo es y tiene una visión total del árbol.
- Debo saber cómo se llama.

La luz del sol le pega en el rostro. Se despierta entumecido. Su primera visión al abrir los ojos, es el árbol. Aún acostado mira a su alrededor y descubre bajo la mesa ratona una guía telefónica, estira su brazo, la alcanza y hojea las páginas amarillas. VIVEROS.
Marca el primer número en su celular.

- Vivero Mi Sueño. – Responde una voz femenina.
Corta.
- Vivero El Talar. – Contesta otra voz femenina.
Vuelve a cortar.
- Vivero Bosques de Lorien. – dice una voz masculina. “Bosques” se repite para si.
- Si, Buenos Días… no se si usted podría ayudarme…
- Dígame…
- Bueno, compré una casa…
- Y necesita un paisajista.
- Eeeehhh, no sé. Yo solamente querría saber el nombre de un árbol que hay en la casa. El único árbol.
- Dígame la dirección señor y le mando a alguna de las paisajistas. Ella lo podría ayudar.
- ¿Una mujer?
- Son profesionales señor, nosotros nos manejamos sólo con gente de estudio.
- No es eso… mire… ¿usted no es paisajista?
- Claro que sí señor, pero no hago trabajos en domicilio.
- ¿Y por qué no?
- Porque soy el dueño y… bueno… - el paisajista se queda en silencio. Marco tampoco habla. Finalmente el primero continúa – dígame la dirección señor, tengo que salir de todas formas y como lo suyo será una consulta… iré personalmente.

Marco le da la dirección y quedan en que pasará en media hora. Marco se levanta y va a asearse – habrá pensado que soy un machista recalcitrante – comienza a decir en voz alta – debo haberle parecido un idiota… por eso habrá preferido venir a verme él mismo… no va a arriesgar a sus chicas en… ¿y qué hago hablando solo? En mi vida hablé solo. ¡Y no puedo parar!

Finalmente calla. Sale al parque y observa el ejemplar. Distraído lo sorprende el timbre, la media hora había pasado y el paisajista ya estaba allí. Corre hasta la puerta. Abre.
Frente a él se planta un hombre de unos treinta años, de cabellos castaños claros, ojos azules y piel dorada por el sol, los brazos están ceñidos por las mangas cortas de la camisa de trabajo. En el bolsillo se lee el monograma del vivero. Completa su vestimenta con un jean y zapatos rústicos, de trabajo. Está impecable… Marco percibe un aroma suave a pinos silvestres. El paisajista sonríe y todo su rostro se ilumina. Marco no puede evitar sonreír también al tiempo que le estrecha la mano. Ambos perciben una intensa corriente eléctrica al tocarse. Se sueltan rápidamente y se ríen nerviosos.

- Andrés Walter Di Salvo, paisajista titulado – dice irónico, pero simpáticamente.
- Marco Daniel Schwing, abogado y con cero conocimiento de jardines – Responde Marco extrañado de poder hacer esa sencilla chanza. Lo invita a pasar.


Los veo pronto, Amigos, esta vez no voy a tardar, ya estoy aquí otra vez...

09 noviembre, 2006

Fields of gold

(Sierra de la Ventana, Pcia. de Buenos Aires, Argentina
foto panorámica - verano 2006 - viaje de JackfknTwist)

Estas no son mis palabras, pero sí son palabras al sur del mundo... ayer conversaba con mi buen amigo JackfknTwist y hablando de música comenzó a contarme sobre una cantante, lo hizo con tanto corazón que le dije "escribilo y lo publico como una colaboración" y hoy recibí estas líneas... Aquí los dejo con su voz, sus palabras, sus sentimientos... un placer y un lujo para compartir.

El vaquero lo había reproducido presuroso, como tantas cosas que hace a diario.
Lindo, pensó, pero como no pertenecía a la banda de sonido original de su película, no le dio importancia.
Y allí quedó, olvidado, en quién sabe qué rincón del disco rígido de su computadora.
Había dejado, sin embargo, una marca, imperceptible para el vaquero.
No fue sino hasta un par de semanas atrás en que la huella terminó de gestar su efecto en él, anunciándole que era ese el momento de escucharla.
No pudo recordar con precisión cuándo ni cómo llegó a él esa pequeña maravilla.
No pudo nombrar a quien tuvo el bendito gesto de unir las imágenes de una de las historias más conmovedoras que conocía, con esa voz suave e increíblemente cautivante, porque lo ignoraba.
Sí pudo decir que fue gracias a esa unión que conoció a Eva Cassidy.
Su interpretación de Fields of Gold, tema escrito por Sting, le bastó para sentir que tenía que saber de quién se trataba.
Así, descubrió que Eva había sido una cantante de sensibilidad exquisita, oriunda de Washington D.C., que pudo expresar su arte en música, pintura, dibujo y escultura.
El dos de noviembre pasado se cumplieron diez años de su temprana partida causada por un melanoma.
El vaquero estaba desolado por el prematuro final, la voz sonaba tan llena de vida, de luz y de energía...
El vaquero no pudo evitar el deseo de compartir esta pequeña historia.
En su sitio web, http://www.evacassidy.com/, tampoco pudo evitar escribir algunas sentidas palabras contando la intensa emoción que le producía cada vez que la escuchaba.
Para su sorpresa, la hermana de Eva misma contestó sus líneas, emocionada porque alguien de tan lejos hubiese tenido que saber quién había sido la dueña de esa dulce voz.

La canción de Eva Cassidy hechiza al vaquero cada vez que la escucha.
La imagina con su guitarra, cabello al viento, cantando entre campos de cebada.
Celebrando el amor.
Honrando la belleza de espíritu.
Sonriendo, libre, feliz.

JackfknTwist.
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06 noviembre, 2006

Una canción para el silencio

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http://www.youtube.com/watch?v=o5YtKYOyuVU
(Miguel Bosé - Si tu no vuelves)

02 noviembre, 2006

Perfecto... ¿Perfecto?

(Imagen: K.F.Hubbard, Jacarandá)

Marco cuelga el teléfono. Está en una gran oficina y se escucha gente hablando en una habitación contigua. Se queda mirando por el ventanal con una gran sonrisa. Abre la puerta y las conversaciones callan, expectantes y clavándose todos los ojos en él.
-¿Y?- dice alguien por atrás.
-¡Ganamos!- responde y todos se arremolinan a su alrededor. Palmean su espalda y sonríen. Alguien descorcha una botella y lo llevan hacia uno de los escritorios, donde hay más botellas y copas.
Al rato del festejo un hombre mayor, el Dr. Julio Maldonado (dueño del estudio jurídico), toma a Marco de los hombros y lo saca del centro de atención. Van a la gran oficina. Maldonado se sienta en su sillón, Marco del otro lado del escritorio.
-Ganó Dr. Schiwing. Contra todo pronóstico por cierto… me ha sorprendido y mucho. ¿Cuántos va ganando?
-Seis.
-Y todos con buenos honorarios… espero que esté ahorrando ese dinero… creo que tal vez pronto voy a tener que considerarlo para asociarlo a este estudio jurídico… ¿estaría interesado?
-Nunca lo pensé – miente sin mucho disimulo - pero si usted dice que lo tome en consideración…
-Hágalo… salvo que planee tener pronto su estudio y ser la competencia…- Maldonado ríe sin sinceridad, Marco no se le queda atrás…
El mensaje fue claro: el viejo prefiere a un abogado de esa traza de su lado... Marco es de los que tienen "el don", "la ley en la sangre"... Muchas veces escuchó a sus profesores decir "Schwing, usted nació abogado" El dueño del estudio lo sabe y lo siente... no puede permitirse que el chico se le vaya... al menos no todavía. Marco lo sabe y sabe que el viejo sabe.
Tras apurar la copa, se despide del Jefe, toma su saco, el maletín y sale por otra puerta, sin pasar por la reunión, tiene un compromiso.
En su auto, se afloja un poco la corbata, el mediodía está caluroso, la primavera está pegando en Buenos Aires. Pone la radio y está sonando "When I needed you" de Erasure. Se sonríe, canción vieja que sonaba en su adolescencia. Canturrea el estribillo:
"...Where (Where)Where were you
When I needed you most
When I needed a friend
Where (Where)Where were you
When I needed you most
When I needed a friend..."
Pronto toma la autopista hacia los suburbios de la ciudad. Sabe el camino, no es su primera vez, ha buscado la zona perfecta por muchos meses. Villa Bosch, una pequeña población que lo tiene todo para alguien que desea tranquilidad ante todo. El lugar perfecto para vivir una vida perfecta, junto a una mujer perfecta… Bea. Ella es la ideal: es bonita, profesional, buena arquitecta, es de buena familia, sin escándalos, 25 años, él 27… pronto podrán tener hijos y realmente todo será perfecto. El sólo pensamiento de ese futuro matemáticamente ideal lo hace sentirse orgulloso de estar en él. De haberla encontrado, de sentirse cómodo con ella, que el sexo funcione... en fin, de que todo vaya sobre rieles. Ahora el momento más esperado, cuando finalmente tenga la casa y pueda hablarle de matrimonio… ahora tiene todo para ofrecerle una vida ideal.
"¿Y si no le gusta Villa Bosch?" piensa, pero espanta esa idea como si fuera una mosca. Eso sería imposible, Villa Bosch es ideal para lo que es una vida perfecta. Él se ha tomado el trabajo de ir a diferentes horarios, recorriendo sus calles y no ha encontrado momento en el que la gente no sea amable, donde los chicos no tengan momentos sanos… Ella no tendrá inconveniente en cambiar "el centro" por los suburbios. Él la conoce.
En esas cavilaciones andaba cuando repara que ya está frente a la casa. Un chalet al que le falta poco trabajo, jardín al frente, patio trasero con gran parque, tres habitaciones, un comedor, una sala de estar, dos baños, la gran cocina… "Oh, a Bea le encantará cocinar aquí" sonríe con ese pensamiento y por la puerta aparece la gente de la inmobiliaria. En el interior llevan a cabo la operación, Marco entrega su cheque al hasta entonces dueño, le entregan a él las llaves, firman los papeles… todo ha salido perfecto. ¡Y a horario! Ha citado a Bea y a los padres de ambos para las 18:30 Hs., le queda un rato para enfriar el champagne y acomodar un poco el lugar… A esa hora aún quedará un poco de luz para que vean los fondos, ese árbol hermoso que ahora se está tiñendo de violeta… se olvidó una vez más de preguntar de qué árbol se trata…
-Bueno, ya lo sabré-
Puntualmente llega Bea quien se sorprende de ver el coche de sus padres en el mismo lugar. Los padres le cuentan que Marco los citó allí y que sólo les dijo que tenía una sorpresa para todos. Al instante llega otro auto. Los padres de Marco. Bea los conoce por fotos... La situación es bastante extraña…
Salvando el momento sale Marco y los hace pasar. Bea lo fulmina con la mirada, Marco le sonríe feliz… Ella no cambia el semblante. Ambos hacen las presentaciones. Marco toma de la cintura a Bea, ella a él... Marco da un respingo. Bea lo ha pellizcado con disimulo. Bea hace el esfuerzo por sonreír.
Marco les muestra la casa, él no deja de observar sus expresiones... especialmente las de la chica.
Te gustaría cocinar en una cocina así hija..?- le dice la madre a Bea...
Mamá, sabés que no me gusta cocinar. – dice terminante.
Marco la mira con asombro.
Me parece que yo no sabía eso.
Y me parece que es importante que lo sepas antes de que pienses enseriar las cosas Marcos – le replica el padre de Bea y se ríe.
Los papás de Marco se miran y corrigen – Es "Marco", no "Marcos". Sin "s". – Luego sólo sigue hablando el padre – Y creo que las cosas ya se pusieron serias... Hijo ¿compraste esta estupenda casa?
Marco ve que la expresión de Bea se hace más dura aún. Va a decir que sí, pero se calla. Sus padres lo felicitan, los de Bea encaran a su hija – No nos dijiste que pensaban en casarse-
No pensamos – dijo la chica.
Yo pienso – la encara Marco
Yo no, Marco, tengo mucho que hacer todavía.
Pero...
No es el momento Marco.
Es el momento, porque... estoy por pedirte matrimonio Beatriz.
Bea queda rígida. Los cuatro padres se alejan de los jóvenes y van hacia el frente de la casa. No podrán evitar escuchar.
¿Casarnos Marco? ¿Vos estás loco?
Bea ¿no estás enamorada de mi?
Pero cómo voy a estarlo de alguien a quien no conozco ni me conoce...
Yo te conozco.
Claro, si... ¡Ni siquiera sabés si me gusta cocinar!
Yo supuse...
Marco, mirá todo está bien entre nosotros, me gustan nuestras salidas... pero... ¿casamiento? Hace un año que salimos, ni siquiera hemos compartido un fin de semana juntos, sólo salidas de ratos... no sabés cómo soy al levantarme, ni cómo dejo la cama, ni cómo me gustan las tostadas... Marco... lo lamento... si esto es lo que querés... no puedo seguirte.
Bea, no entiendo... ¿no estás enamorada de mi?
No se Marco... la paso bien... pero... creo que hay mucho de vos que no se... a lo mejor hasta no sé más cosas tuyas que vos cosas mías... ¡Marco acabo de conocer a tus padres y vos a los míos! ¿Eso no te dice nada? Yo ni imaginaba que habías pensado en casarte...
Marco no responde... su mirada se pierde en el patio. Bea se atraviesa y lo enfrenta... él no la mira. De su mano derecha cae una cajita forrada en terciopelo... un par de anillos se salen de su estuche... Bea los mira rodar...
Perdoname Marco, deberíamos haber hablado antes de todo esto... no pensé... Perdoname.
Marco se va. Cruza a los padres, sale de la casa, va hacia su auto parado en la acera... mete la mano en el bolsillo buscando las llaves. Encuentra las de la casa. Las revolea hacia la entrada, finalmente sube a su coche y se va.
Anda sin rumbo. En silencio. Por momentos su cara se endurece, en otros cierra con fuerza los ojos... se estaciona frente a un bar de mala muerte. Baja y entra.
Beberá toda la noche.


Y así comienza esta historia... hasta pronto!

Un Hada Azul

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Al Otro Lado del Río...

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Delta de "El Tigre" - 10/03/2007

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